A veces ocurre que tengo dudas. Incluso ahora, mientras escribo esto y tiempo después, también ahora, mientras tú lo lees, tengo dudas. Aun así, con esas sombras perennes, la decisión está tomada. Todo esto importa realmente nada; no hace mucho aprendí que acertar carece de importancia. Por eso, este libro queda así, tal y como lo ves, con todos los textos que escribí y que guardé en una carpeta con el nombre La vigilancia de las palabras. Estos poemas fueron escritos, durante dos veranos consecutivos, en un mismo lugar, bueno, no es cierto del todo, están escritos en dos mismos extraños lugares. Dos mismos extraños lugares que están integrados en otro más amplio y también peculiar paraje. En el libro, los poemas aparecen en el orden en el que surgieron, en el que vinieron a mi encuentro. En el orden en el que las claridades, las penumbras y esas partículas, vivas o no, que revolotean por los vientos los dejaron en mis manos.

¿Por qué lo hicieron?, no lo sé. A veces ocurre que tengo dudas.